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El reto de acometer la transición energética

El objetivo de la Sección de Derecho de la Energía es el de hacer un seguimiento del sector energético y de los grandes retos a los que esta tiene que enfrentarse. El gran desafío, actualmente, es el de acometer la transición energética de manera que se acompase a la aceleración de la implementación de las energías renovables, la eficiencia energética y la electrificación de la economía. Siempre con la garantía de suministro y el mantenimiento de precios razonables para los consumidores, en definitiva, con el respeto de las obligaciones que impone la consideración de ser un servicio de interés general.

Actualmente, la sección pretende organizar foros de discusión que pueden ser mesas redondas, artículos de especialistas en la materia o entre otras actividades que permitan  acercar el sector a la sociedad.

La sección nace con la intención de tener una finalidad divulgativa, de manera que acerque y simplifique los temas energéticos que tradicionalmente han sido considerados como `complicados´ para el público en general. Al mismo tiempo, se tratará de llevar a cabo una actividad investigadora con la que desarrollar un foro de discusión de los temas energéticos que afectan a los colectivos especializados así como al sector en su conjunto.

La intención es, por tanto, la de crear con las empresas del sector, asociación de consumidores, organismos reguladores, en definitiva, acercar las posiciones de los distintos protagonistas del sector energético.

En cuanto a los problemas que plantea la transición energética desde la óptica del derecho, podemos decir que se trata de una realidad que viene impuesta por la problemática del calentamiento global y las consecuencias que ello tiene para nuestro planeta.

Los Gobiernos de los países más desarrollados, en las sucesivas cumbres climáticas como la COP 26 celebrada en Glasgow en el mes de noviembre, han ido imponiendo obligaciones en el ámbito de la transición energética con la finalidad de disminuir las emisiones de CO2 y disminuir el calentamiento del planeta.

De forma que las medidas adoptadas pasan por una mayor implantación de la energías renovables para que estas vayan sustituyendo a las fósiles, emisoras de CO2. De esta manera, se conseguiría una mejora en la eficiencia energética con el fin de que cada vez sea necesario consumir menos energía. Otras medidas, dentro del ámbito de la movilidad, serían la electrificación de la economía o el desarrollo del hidrógeno verde que sustituya a  otro tipo de energía más contaminante en la industria pesada entre otras medidas.

Todas estas actuaciones derivan en una ingente necesidad de inversión con la que poder cumplir con los objetivos fijados en las cumbres climáticas y que los gobiernos toman como suyas. El problema reside en que para cumplir con dichos objetivos nos topamos con una situación desigual que afecta tanto a los países más desarrollados como a los que tienen menos recursos. Ya que, a pesar de tratarse de países más ricos, también se presentan situaciones complicadas que impiden acometer los objetivos con la rapidez necesaria produciendo, entre otros efectos, el encarecimiento de los precios de  la energía. En ocasiones, dichas situaciones suponen posiciones contrarias a la trayectoria de las medidas impulsadas por la propia transición energética.

En el caso de España viene exigida por lo objetivos establecidos por la Unión Europea y plasmados internamente en el Plan Nacional de Energía y Clima y en la Ley de Cambio Climático. Asimismo, el ámbito de la implantación de las energías renovables en el territorio español puede suponer problemas a resolver como la burbuja en los derechos de acceso o la conexión a la red. Para estos, ya hay solicitados derechos de acceso que duplican y casi triplican los objetivos para el 2030 y el 2050. Se trata de un cuello de botella que, en ocasiones, impide desarrollar aquellos proyectos que están más maduros por el acaparamiento de la red. Igualmente, nos encontramos con una excesiva lentitud para la obtención de los permisos administrativos y ambientales para la implantación de las instalaciones renovables que, sin lugar a dudas, dificulta el cumplimiento de los objetivos marcados.

En el ámbito de la electrificación del transporte, es necesario impulsar la infraestructura de recargas rápidas en todo el territorio. El gran reto es aprovechar los proyectos tractores de los fondos europeos de manera que se puedan hacer  realidad con el desarrollo de proyectos concretos y reales. Los PERTE (proyectos estratégicos de recuperación y transformación económica) tienen entre sus ejes principales la transición energética, habiéndose aprobado ya el PERTE correspondiente para el desarrollo del vehículo eléctrico y el PERTE para la generación energética a través del hidrógeno verde.